Revista Bohemia

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Abuela

-Abuela, ¿por qué las personas son avaras? ¿Por qué las cosas se nos escapan de las manos? ¿Qué hace que la gente esté dormida y no reaccione? ¿No se dan cuenta del daño que se hacen? ¿No se dan cuenta del daño que nos hacen? ¿Es que acaso son más tontos que nosotros?
¿Alguna vez han amado? Si lo han hecho, ¿por qué no es suficiente ese amor para hacerles abrir los ojos? ¿Realmente entienden lo que significa amar? ¿Lo entendemos nosotros? ¿Es necesario que cambien? ¿Y nosotros? No lo entiendo abuela, ¿aún sabiendo lo que está bien, hay alguna razón para que no lo lleven acabo?
La gente tiene ojos, oídos, boca, cerebro, manos y pies, yo los he visto, sin embargo parecen no saber usarlos, ¿qué les pasa? Me dan mucha pena... Es como si hubieran perdido las ganas de vivir y hacer... Se dejan morir en un limbo que ellos mismos crean, no avanzan, pero tampoco retroceden porque no pueden estar más abajo y no pueden estar menos en ninguna parte.

Su corazón late, pero lo hace como un autómata, ellos han perdido los ojos para verlo, el oído para escucharlo y cualquier sentido capaz de acercarlos a sí mismos, ¿o acaso temen el constante bombear del tiempo? Tal vez sea eso, por miedo a quedarse atrás prefieren ignorar que existe una corriente... Pero al hacerlo, olvidan remar en su contra o a favor, quedando simplemente a merced de los acontecimientos...

¡Qué pena me dan las personas, abuela... ¡Qué pena me dan las personas... ¡Qué pena...

Alfredo Gil Pérez 25/01/2011

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